martes, 8 de diciembre de 2009

LOS NINGUNEOS OFICIALES AL FOLKLORE

Juan José Vega





El Día Internacional del Folklore transcurrió en el Perú en medio de la absoluta indiferencia del Estado. En lo que toca a los medios de comunicación (televisión, radios, prensa), ningún estímulo, ningún proyecto, pese a la decisiva trascendencia que hoy poseen. Apenas un programa, entre los doscientos y pico de esa jornada, recordó la fecha conmemorativa. El del Canal 7, que no es precisamente el más visto, por la hora temprana; y a pesar de los méritos de los organizadores.
El Estado, o el gobierno para el caso, viola así la propia Constitución que dictó. No protege la cultura y ni siquiera la de mayor arraigo. Casi nada hubo en los demás canales; poquísimos programas en las miles de emisoras nacionales.
Determinadas notas en alguna prensa, como La República. Por todo esto, el Ministerio de Educación merece, otra vez, cero en conducta. Los programas difundidos que nos constan han sido el de la Universidad y el Municipio de Trujillo con un Festival Internacional, el de Lamas (San Martín), por mera coincidencia de fechas, y el Brisas del Titicaca, en Lima. En el ámbito interno, sin resonancia, lamentablemente, numerosos colegios evocaron la jornada mundial, gracias a maestros más conscientes que otros; pocos conocían además una conmemoración cada vez más segregada de los "mass media".
Un Estado no puede permanecer inerte ante el asesinato de la cultura del pueblo al cual, teóricamente, representa. Pero ésta es la realidad hoy por hoy. Sin embargo, a despecho de quienes quieren establecer una sociedad dominante única, los pueblos del mundo siguen resistiendo en defensa de sus propias culturas y de los valores permanentes de la humanidad. Fue así como se fijó el 22 de agosto de cada año como Día Internacional del Folklore, el cual reviste una especial trascendencia en el Perú. Especial dimensión porque la destrucción de las culturas populares ha sido acá práctica usual a partir de 1532, a pesar de españoles y criollos cultos. Pero esta destrucción se registra mucho más marcadamente con el perfeccionamiento de los medios de comunicación (la televisión en especial) y  el desentendimiento del Estado por la cultura en general. Nos hemos quedado así con una sociedad que solamente exalta los valores materiales. No tienen sitio el Arte, la Política, la Religión. Menos la Etica. Ni el Patriotismo se salva. Ahora bien, el folklore es esencialmente el arte. También, claro está, es el conjunto de la cultura tradicional.
Es por esta causa que siempre hemos defendido su enseñanza en los colegios. A una niñez y a una juventud que a diario se las atosiga, horas tras horas, con basura pornográfica y con vulgaridades de toda laya con la bendición oficial.
Ante esta realidad aquel folklore en los colegios constituye hoy por hoy la única vía artística para elevar las nuevas generaciones a un nivel humano. Las demás ventajas del folklore se conocen, en especial su contribución para consolidar las identidades regionales de nuestra múltiple peruanidad.
Precisamente, un aspecto esencial es que en el Perú coexisten folklores.
Principalmente contamos con el quechua, el mestizo, el aymara, el criollo, al afroperuano y el de las etnías selváticas; todos esos campos, además, subdivididos en incontables ramas. Y todas ellas deben ser respetadas. Todas son peruanas. Es nuestra herencia imperial.
Por otra parte, puntos relativamente nuevos en torno al folklore son los que se refieren al anonimato de las obras, antes imprescindible porque el autor era el pueblo mismo; hoy ya no solamente es así. Igualmente se desarrolla en la actualidad un neofolklore creativo (el folklore no es un Museo), pero también otro, huachafo, que multiplica sin son ni ton los colorinches y los adornos estrafalarios, así como pasos y tonadas nuevos que deforman las antiguas creaciones de nuestro heterogéneo pueblo.
También habría que dar pautas de respeto y difusión al folklore popular, expresión que no es redundante ahora. Ese folklore que vive esencialmente en el campo hay que darlo como un constante modelo al folklore de espectáculo y hasta de vitrina. Otro punto es el referido a un neofolklore, también de espectáculo, que ha nacido en varios lados de la selva urbana en pos de una identidad regional; lo han inventado, pero ya está allí, aunque el pueblo no lo baile. Lo que se canta y danza en las cercanas etnías selváticas es tan distinto
que difícilmente podría ser asimilado. Si es que dura, ante la agresión del Estado occidentaloide que nos rige.
Probablemente varias de estas situaciones, junto con otras, serán analizadas en el XVI Congreso Internacional de Folklore, que bajo la advocación de "Efraín Morote Best", renombrado antropólogo y folklorista, se inicia mañana 29 en Cerro de Pasco, por convocatoria de la Universidad local, el apoyo de múltiples instituciones y la asistencia de numerosas delegaciones de todo el país, preferentemente de la región central, y algunos representantes del extranjero.

Publicado en : La República, 29 de agosto de 1999.
http://miguel.guzman.free.fr/Runapacha/cuadernos.htm

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