Entrevista: Alonso Rabí do Carmo
Este
año Alicia Maguiña celebra cincuenta anos dedicados a la interpretación
y el estudio de la música peruana. Acaba de lanzar dos discos con
material recopilado y nuevo y, por si fuera poco, prepara un libro de
memorias. Tres pretextos para acercarnos a uno de los personajes más
emblemáticos de la cultura popular peruana
En
cierta ocasión, siendo aún muy joven, le propusieron a Alicia Maguiña
grabar su primer disco. Fue durante una comida, a la que ella acudió con
sus padres. Luego de escuchar las razones y los argumentos de quienes
impulsaban la grabación, el padre de Alicia -que ya le había repetido
varias veces a su hija que "no quería una mujer de tablas"- asintió,
poniendo antes una condición: "Que grabe, pero que no cobre".La historia
musical de Alicia Maguiña, sin embargo, empieza mucho antes, en la
soleada Ica, cuando su madre y sus tíos animaban la vida hogareña con
algunas piezas de flamenco, sin saber que sembraban en la niña el germen
de una pasión que a la larga sería su razón de vivir."En esos tiempos
-recuerda-vivían al lado de mi casa en Ica unas hermanas de apellido
Matienzo, que daban clases de piano. Cuando escuché ese instrumento
quedé prendada, así que me metí a aprender con ellas, pero había un
problema y era que en mi casa no teníamos piano".Un buen día su padre,
que era juez, fue trasladado a Lima y con él, naturalmente, toda la
familia "El problema de la falta de piano subsistía, pero pude
matricularme en la academia de guitarra que puso Óscar Aviles en el
jirón de la Unión, en la calle Boza". Y allí empezó otra historia.Usted
siempre ha recordado las conversaciones que tenía en Ica, cuando era
niña, con las empleadas domésticas que venían de Ayacucho a trabajar en
la ciudad. En varias ocasiones ha dicho que ese contacto fue importante
para usted, porque aprendió cuentos orales y canciones.
¿Podemos decir entonces que su primer interés fue por la música andina?
Sí,
me interesé primero por la música andina. Es que en mi casa no eran
exactamente criollos, mi mamá cantaba flamenco y tangos, pero no
precisamente valses. Una vez escuché cantar a una empleada en mi casa.
Lo hizo en quechua y fue algo muy conmovedor, se me formó un nudo en la
garganta. En Ica viví muchas cosas que cambiarían después en Lima En Ica
tuve mucha cercanía y familiaridad con lo popular, con la música de los
migrantes. En Lima entré al colegio Santa Úrsula y eso fue un choque
porque yo no sabía nada de alemán y me sentí como las muchachitos que
llegaban a Ica a trabajar a las que muchos tildaban de torpes porque
hablaban mal el español. Esa nueva situación en Lima hizo que afloraran
mis recuerdos de Ica y me identificara con esas mujeres. Recuerdo que
compuse un huaino dedicado a las empleadas de Ica. Pero creo que todos
estos sentimientos cobran carne cuando en 1963 compuse Indio y en una
revista me llamaron "la rebelde del vals criollo". Por otro lado, en el
primer disco que grabé, con la orquesta de Manolo Avalos y otros temas
con el piano de Lucho de la Cuba, canté cuatro huainos; luego en todos
mis discos posteriores siempre hay repertorio andino.
Y no solamente huainos
No,
porque después conocí otros géneros. Cuando me divorcié de mi primer
esposo me mudé con mis dos hijos a un departamento, y vivíamos allí con
una señora que ayudaba en las tareas de la casa, una señora Huanta,
Carmen Cachumani Porras. Un día estaba yo ensayando con mi guitarra y me
pidió que le cantara un huaino. Yo comencé a cantar y ella se puso a
bailar con unos movimientos muy delicados, muy finos. Le dije: "Eso no
es huaino, ¿no?". Y me respondió: "No, es huaylarsh". Luego le pregunté
dónde podía ver ese baile y me dijo que fuera a los coliseos, que
empezaban a ponerse de moda entre los migrantes en Lima. Fui un domingo,
pero lo que vi allí era otra cosa, con movimientos exagerados y pasos
que parecían parodiar lo que Carmen había bailado ese día. Lo que hice
después fue ir directamente al Valle del Mantaro para ver la música y
las danzas que se hacían allí.
En esa época,
digamos finales de los años cincuentas y comienzos de los sesentas, no
se escuchaba mucha música andina en los medios.
Efectivamente.
La música andina se conocía poco y de vez en cuando en la radio o la
televisión se hacían programas especiales. En esa época yo andaba
prendida de la radio, por los programas en vivo de música criolla que se
hacían, que eran realmente extraordinarios.
PRIMEROS PASOS
¿El ambiente familiar le fue propicio para la música?
No.
Fíjate que cuando yo tenía ya dos años en la academia de Óscar Avilés,
mis padres me sacaron, porque empezaron a ver que la música me gustaba
mucho y temían que me volviera una bohemia. Entonces dejé la academia,
pero empecé a componer. En mi casa fingían no darle importancia a esto,
me daban a entender que no era nada extraordinario que compusiera o
cantara, para que no me entusiasmara tanto. De esa época, colegial
todavía, es mi primer vals, Inocente amor.
El segundo fue La apañadora, ¿no es así?
Sí, ese fue mi segundo tema, dedicado a las jóvenes campesinas que trabajaban en los campos de algodón en Ica.
Finalmente logró dedicarse a la música
Claro,
al divorciarme empecé a trabajar en lo que era mi campo. El primer
disco, a Dios gracias, resultó un éxito y eso de alguna manera me
facilitó las cosas.
¿Qué personas han sido decisivas a lo largo de su carrera?
Bueno,
varias. Una de ellas fue José Durand Flores, que me enseñó mucho sobre
la marinera limeña y me retaba, porque me llamaba por teléfono y me
ponía una marinera y yo tenía que responderle. Él fue el primero en
hablar de la estructura literaria y formal de la marinera en el Perú, el
iniciador de su estudio. Fue un gran maestro que me vinculó con otra
gente importante, como Manuel Quintana Olivares, "El Canario Negro",
otra persona que me enseñó muchísimo, fue mi profesor de contrapunto, me
daba clases dos veces por semana.Conoció también a Bartola Sancho
Dávila, la gran bailarina de marinera limeña, todo un personajePor
supuesto. Y yo misma la fui a buscar. José Durand, a quien todavía no
conocía -yo estaba todavía en el colegio- hizo un espectáculo en el
teatro Municipal que se tituló Pancho Fierro y en el que por primera vez
aparecían en público Nicomedes Santa Cruz, Porfirio y Vicente Vásquez,
Ronaldo Campos y otras más. Esa noche vendieron en el teatro un libro de
Aurelio Collantes, "Historia de la canción criolla". Allí había varios
datos, entre ellos la dirección de Bartola Sancho Dávila. Así que llegué
a un callejón en la cuadra 5 del jirón Cajamarca, en el Rímac, a buscar
a esta señora, para invitarla a mi casa. Recuerdo que le puse un disco
de marinera y ella tuvo la generosidad de bailar para mí y enseñarme
algunos pasos. Años después compondría una marinera, Bartola, en honor
suyo.
Habrá asistido a muchas jaranas
Varias
veces. Ahora, es mentira eso de que a las jaranas iba todo Lima o de
que todo el mundo bailaba marinera. Las personas que uno encontraba en
las jaranas eran en realidad escogidas. Así conocí también a los
hermanos Augusto y Elías Ascuez, así como también a Porfirio Vásquez y
Luciano Huambachano. Ellos también me enseñaron mucho. Recuerdo que al
componer Bartola los reuní para mostrarles el tema y me alegró que lo
aprobaran. Una vez estuve en una jarana en la casa de Luciano
Huambachano, que me hizo madrina de aros de su hija. Allí escuché a los
Ascuez, con el cajón de "Pancho Caliente", don Francisco Flores. El dúo
que hacían los hermanos Ascuez era realmente extraordinario, tenían un
timbre maravilloso y una gran potencia vocal, además de afinación y
color de voz. La gente escuchaba, iba para apreciar a estos sabios. De
pronto en un momento se anunciaba una marinera para bailar y entonces se
bailaba. Había realmente un ambiente de respeto.ALICIA Y CHABUCASe ha
hablado mucho de una rivalidad entre Chabuca Granda y usted. ¿Qué hay de
cierto en eso?Yo conocí a Chabuca Granda porque yo misma fui a
buscarla. Cuando ella apareció, su trabajo me pareció muy bello y yo
cantaba algunas de sus canciones. Entonces quise saber más de ella y la
busqué. Recuerdo que tuvo un gesto muy generoso, porque me grabó una
cinta con varias canciones inéditas de ella, como Zaguán, Zeñó Manué,
Gracia y otras más. Después la volví a ver cuando empecé a componer. Hay
gente que ha estigmatizado nuestra relación.¿Pero hubo enemistad o
rivalidad realmente?En principio creo que teníamos dos estilos
completamente diferentes. Ella, para empezar, era 18 años mayor que yo y
ya era un boom en la música peruana. Fue un torbellino. Un día, unos
amigos hicieron un almuerzo al que invitaron a Chabuca porque querían
que ella escuchara mis canciones, que todavía no habían sido grabadas.
Estaban también Los Chamas. Recuerdo que canté Callecita encendida,
porque me moría de vergüenza de cantar Inocente amor. Al final también
la canté y cuando terminé Chabuca dijo: "Graciosita la chica". Pensando
en eso, sentí que ella establecía la rivalidad, no yo. Lo curioso es que
en adelante cada vez que me encontraba con Los Chamas ellos me decían:
"Graciosita la chica". Un tiempo después hubo una comida benéfica en el
casino de Ancón en el que coincidimos Chabuca y yo, pues las dos íbamos a
cantar, dos temas cada una. Ella cantó primero y yo después. Cuando
terminé pasé por su mesa, ella de pronto volteó, me tomó del brazo y me
dijo: "Es pan, no pam, es gritan, no gritam". Recuerdo que mi respuesta
fue: "Gracias señora”. Pero ella no me soltaba el brazo y me volvió a
decir: “Y te falta aprender a hacer marinera limeña". Eso sí me sonó
mal, porque ella nunca había hecho marinera limeña. Al día siguiente, ya
en casa, tenía clase con Quintana y le conté. Él me sugirió que hiciera
una marinera de desafío. Así nació Toma, dale. Exactamente. Yo admito
que sentía un poco de rabia porque creo que la situación había sido muy
injusta. Cuando el tema empieza a cantarse, muchos asociaron la letra
con este episodio. Ella nunca me dijo nada sobre esto.¿Después
mantuvieron alguna relación?No frecuentábamos los mismos grupos. Muchas
veces nos hemos encontrado en almuerzos, hemos conversado, me ha
invitado a su casa, en fin. Cuando compuse Recordando a mi padre, por
ejemplo, me llamó para felicitarme, me decía que por qué no me iba al
extranjero, que me podría ir muy bien. Cuando su mamá estuvo enferma, en
el Hospital Militar, fui a visitarla. Y cuando ella estuvo mal, antes
de irse a Estados Unidos, la visité dos veces. Fue una buena relación, a
pesar de lo que murmura la gente.MIRANDO AL FUTUROHay una etapa musical
en su carrera, al lado de Carlos Hayre.Carlos es un excelente músico.
En su época tenía conceptos musicales muy avanzados y fue un innovador.
Pero no fue un innovador alocado, al contrario, era muy
riguroso.¿Cuántos discos hicieron juntos?Alrededor de siete discos.¿Cómo
lo conoció?Lo conocía incluso antes de casarme con Eduardo Bryce,
porque él era contrabajista de planta en Sono Radio, es decir, tocaba en
todas las grabaciones. Yo no sabía que tocaba guitarra, es más, él
mismo no era conocido como guitarrista. Cuando yo trabajaba cobrando, le
pregunté a Manuel Acosta Ojeda si conocía a un guitarrista que no
tuviera compromisos con otros cantantes y él me recomendó a Carlos
Hayre.
¿Qué percepción tiene de las nuevas tendencias en música peruana?
Yo
creo que se puede innovar, pero conociendo y respetando la tradición.
Sin eso, difícilmente se puede hacer un camino. Hay que amar la música
que uno pretende cambiar, eso es un requisito indispensable. Yo pienso
que la música que va a prevalecer, finalmente, es la de la época de oro,
que en parte es la que se escucha en las radios.¿Proyectos a
futuro?Varios. Estoy trabajando en un disco recopilatorio de marinera
limeña, donde rescato grabaciones de los Ascuez, de Huambachano y de
otros cantores. También estoy escribiendo un libro en el que resumo mi
experiencia musical, una suerte de memoria musical, porque me alegra
mucho haber trabajado cincuenta años con perseverancia y pasión para
imponer el gusto por la música andina y la marinera limeña.
Publicada en el Blog « Sonidos del Norte » el lunes 30 de junio de 2008
http://sonidosdelnorte.blogspot.fr/2008/06/entrevista-alicia-maguia.html
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
NAVIDAD ANDINA
PERU INKA RUNAPACHA Negrillos de Andahuaylas, danzantes de navidad País complejo el nuestro, por múltiples razones. Un caso cercano: la...
-
Fotos de danzantes Avelinos de la SASAR Foto histórica del Batallón San Jerónimo de Tunán "Chalaysanto" Mediante la Resolución...
-
Juan José Vega Foto: Exposiciôn Inmigaciôn China en el Perù Pocas cosas más peruanas que el chifa. Porque así es el Perú, de tantos ros...
-
Juan José Vega El vals, en el Perú, es más antiguo de lo que comúnmente se cree. También en el mundo. Mozart, por ejemplo, ya componía va...
No hay comentarios:
Publicar un comentario